¿Qué nos define la realidad? El tema de las creencias limitantes

Siempre se ha dicho que las personas somos el resultado de nuestra carga genética, de lo que aprendimos en nuestros primeros años de vida, de la cultura, del ambiente en que nos tocó vivir, de nuestras experiencias, entre otras cosas. Ese cúmulo de creencias nos definen ante nosotros mismos y ante los demás.   En muchos casos, ni siquiera somos conscientes de estas creencias, y mucho menos cuestionamos su validez.   Así, comúnmente escuchamos frases como:  “Yo no soy bueno para eso”, “yo no puedo hablar en público”,  “a mi todo se me olvida”, etc. etc.   Y vivimos la vida seguros de que las cosas son así.

Esto me lleva a preguntar ¿cómo sabemos que eso que creemos es real?

Las creencias limitantes

Cuando asumimos una posición como si fuera una realidad inmutable que nos impide lograr algo, en coaching normalmente se le llama una creencia limitante.  Limitante precisamente porque nos restringen en nuestra forma de ver la realidad y por lo tanto, en nuestra forma sentir y actuar.

La buena noticia es que las creencias limitantes se pueden cambiar, en la medida en que las reconocemos y les damos un giro positivo, para que en vez de ser pensamientos limitantes se conviertan en fuerzas impulsoras de un nuevo comportamiento, más alineado a la realidad que queremos crear  y no a la que nos ha sido impuesta.

Ciertamente la realidad es una; pero la forma como la percibimos es totalmente nuestra, y por lo tanto, lo que sentimos a partir de ella y cómo la vivamos es algo que nosotros podemos definir.

¿Puedo o no puedo?

Un ejemplo sencillo.  Cuando yo tenía 7 años me regalaron una bicicleta.  Como yo no sabía andar en bicicleta, usaba la mía con rodines laterales.  En mi mente, si la bici no tenía los rodines, pues sencillamente me iba a caer, no iba a lograr el balance deseado.

Después de un par de semanas de andar con mi bici de rodines, un hermano me dijo: “Porqué no le quitás los rodines a la bici”;  yo le contesté:  “Porque no sé andar en bicicleta, si se los quito, me caigo.”   A lo que él contestó:  “¡Claro que sabés andar en bicicleta…los rodines se desajustaron hace días y ni siquiera están tocando el suelo!”.   En ese momento me dí cuenta que mi cuerpo había aprendido a mantener el balance en la bicicleta mucho antes de que mi mente viera la nueva realidad, es decir, que ya sabía andar en bicicleta.  Al constatar esa nueva realidad  me desprendí de una creencia limitante y a partir de ahí, anduve en bicicleta sin rodines y sin problema.

Quizá este es un ejemplo tonto, pero en la vida nos sucede igual.   Nuestros pensamientos definen nuestros sentimientos, éstos nuestras acciones, y por último, nuestros resultados.

Hoy te invito a cuestionarte cuales son tus creencias limitantes y a que a través del coaching, trabajemos juntos en cambiarlas, porque, igual que con el ejemplo de la bici y los rodines, ¡nuestra realidad cambia dependiendo de cómo la interpretemos!

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