Veamos hacia el Año Viejo para vivir mejor el Año Nuevo

Otro año empieza, y es como si la vida se parara un momento y pudiéramos hacer borrón y cuenta nueva. Esa es la ilusión y la esperanza. Pero, sin querer aguar la fiesta, la realidad es que, si bien empieza un nuevo año, la vida no para, la vida continúa, y con ella, las cosas que venimos arrastrando, buenas y malas, del año anterior.

Es por eso que la reflexión de hoy no se va a centrar en los típicos “propósitos de Año Nuevo”, sino más bien, en tomar consciencia de cuáles son las cosas buenas y positivas que logramos el año pasado, en qué cosas crecimos, en cuáles acciones tuvimos éxito, qué aspectos que nos preocuparon en algún momento quedaron resueltos (a veces a pesar de nuestro negativismo), y en cómo podemos aprender de todo esto para vivir este nuevo año un poco mejor que el anterior.

Nuestra caja mental de herramientas

Esta mirada al “pasado” nos puede servir más de lo que creemos para afrontar los nuevos retos que nos trae el año nuevo. Hacer un recuento de las actitudes, pensamientos, y acciones que nos ayudaron a superar retos, a mejorar personal o laboralmente, a crecer, serán las herramientas que podemos guardar en una “caja mental”, para tenerlas a la mano ante lo que nos presente este nuevo año.

Y de la misma manera, hacer un recuento de lo que no nos ayudó, de lo que no nos sirvió, de lo que nos impidió crecer, (a veces incluso puede tratarse de personas que no nos aportan nada positivo), será la lista de “puntos a trabajar” con miras a superarlos y no volver a caer en ellos.

Llenando la caja mental de herramientas

Entonces, hoy, los invito a que hagan eso. A que piensen (y anoten… muy importante) cuáles actitudes, pensamientos y acciones les ayudaron a afrontar los momentos de temor e incertidumbre, los momentos de duda, los momentos de desesperanza, los momentos de desanimo, y los llevaron a dar un paso hacia adelante, a crecer y a lograr buenos resultados. Esas actitudes, pensamientos y acciones son las herramientas de vida que queremos guardar en nuestra “caja mental”, para acceder a ellas cuando los necesitemos.

¿Que aún hay cosas por mejorar? ¡Eso siempre! Pero esto es lo que hace a la vida interesante e incluso divertida. Nuevamente los invito a que tomen el aspecto que necesiten trabajar más (solo uno) y se propongan mejorar en eso, con pequeñas acciones concretas y medibles. Un solo cambio positivo, genera mil consecuencias positivas, ya lo verán. Empecemos por poco, pero con decisión y constancia.

La conclusión a la que quiero llegar, en este sentido, es que para mí se hace evidente que lo que ocurra con “nuestro año nuevo” lo podemos escribir nosotros, si tomamos consciencia de las muchas herramientas que hemos adquirido a lo largo de nuestras experiencias de vida y las sabemos utilizar.

¡Feliz Año Nuevo!

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