El sesgo de confirmación, un arma de doble filo
Hoy me interesa hablar sobre un concepto, que si bien es de psicología atañe mucho a los procesos de coaching, por lo que es importante comprender su importancia, especialmente si queremos desarrollarnos o alcanzar nuevas metas. Se trata del “sesgo de confirmación”.
El sesgo de confirmación se refiere a la tendencia a favorecer, buscar, interpretar y recordar aquella información que apoye las opiniones o creencias que ya tenemos; es decir, que confirme que estamos en lo correcto, menospreciando o desechando inconscientemente aquella información alternativa o que pueda sugerir que estamos equivocados. En otras palabras: vemos lo que queremos ver y oímos lo que queremos oír.
El sesgo de confirmación en acción
Nos econtramos ante el sesgo de confirmación cuando vemos dos personas que experimentan exactamente el mismo evento y cada una lo usa para probar una creencia conflictiva como verdadera.
Ejemplos de esto lo vimos en las redes sociales durante las últimas elecciones presidenciales. Quien pensaba que un candidato era malo o no tenía afinidad con su propuesta, solía interpretar todo lo que sus partidarios dijeran para justificar sus creencias negativas hacia el candidato, sin importar si los comentarios estaban apoyados en hechos o no. Si el comentario era negativo, la persona lo aplaudía, si era positivo, lo deslegitimaba.
Cambiar el sistema de creencias no es tarea fácil.
Para la mayoría de nosotros, la idea de estar equivocados no es nada agradable, y por el contrario es genial pensar que tenemos la razón. Esto nos hace sentir bien, inteligentes, confiados y en control.
Cambiar el sistema de creencias es sumamente dificil porque significa entrar en conflicto con nosotros mismos y aceptar que podemos estar equivocados. Por eso a veces nos cegamos ante cosas que están pasando frente a nuestros ojos, aunque nos hagan daño. Y es ahí donde está el riesgo, porque si nuestras creencias son positivas para nuestra vida, el sesgo de confirmación nos va a servir, pero si son negativas, nos va a hundir.
El problema es que la mayor parte del tiempo no estamos conscientes de muchas de esas creencias, y el sesgo de confirmación hace que permanezcan y se afiancen en el tiempo.
Las personas pueden formar un sistema de creencias totalmente opuesto a partir de un mismo evento y de su interpretación. Por ejemplo, una persona que nació en la pobreza puede interpretar su infancia de limitaciones como lo que lo impulsó a desarrollarse y llegar a ser un gran profesional, por lo que buscará información que confirme que es un luchador. Otra persona con la misma experiencia puede interpretar ese mismo hecho como lo que le robó todas las oportunidades de ser exitoso, y constantemente buscará evidencia que confirme que es una víctima de las circunstancias.
¿Cómo cambiar nuestras creencias?
Los hechos no cambian nuestras creencias, y por lo tanto, tampoco nuestro sesgo de confirmación. La tendencia será siempre la de interpretar cualquier hecho de manera que confirme nuestras creencias, buenas o malas.
Cambiar nuestras creencias es incómodo, da miedo y provoca mucha resistencia. El reinterpretar la realidad es cansado, porque estamos acostumbrados a ver la realidad de cierta forma y es más fácil dejarse llevar por lo conocido. El cerebro ve este esfuerzo como una amenaza, porque requiere desechar muchos años de aprendizaje.
Además, extrañamente la confirmación de nuestras creencias nos da placer, aunque éstas no sean positivas para nuestra vida, porque es lo que estamos acostumbrados a pensar y nos mantiene en esa zona de confort y seguridad.
Entonces, lo único que nos permite cambiar nuestro sistema de creencias es la decisión de querer hacerlo.
Coaching y el sesgo de confirmación
Un proceso de coaching nos puede ayudar a tomar consciencia de lo que estamos pensando y creando para nuestra vida; nos confronta con esas creencias que pueden resultar limitantes, que están arraigadas muy adentro y que se sienten reales, aunque no lo sean, y nos ayuda a tomar la decisión consciente de cambiarlas.
¿Estás dispuesto a probar que estás equivocado? ¿Estás dispuesto a desechar esas creencias que no te dejan crecer, dejar un mal hábito, o alcanzar una meta? Ese es el reto.
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