El poder de creer
Conforme me comencé a interesar en los temas de auto-crecimiento, de auto-conciencia y, por ende, de coaching, me empecé a dar cuenta de varias cosas; primero, que muchos de los conceptos que expresan los diferentes autores y coaches alrededor de estos temas no son nuevos. Muchos de ellos se encuentran en la base de diversas filosofías y religiones. Segundo, que, aunque no sean nuevos, para muchos de nosotros su forma de llevarlos a la práctica quizá si lo es.
Darme cuenta de esto ha sido muy importante y valioso para mí, porque me ha sucedido algo parecido a cuando uno ha escuchado una canción toda la vida, pero nunca le ha puesto atención a la letra, y de repente un día, por alguna razón, comenzamos a hacerlo y es como si la escucháramos por primera vez, ahora con un sentido claro. Y entonces, la comenzamos a cantar y a disfrutar de manera diferente.
Una anécdota ilustrativa
Hace un tiempo, en un programa de la comediante Ellen Degeneres, ella contaba que, siendo aún una jovencita sin claridad de lo que quería ser en la vida, sufrió la trágica muerte de su primera pareja. Y recuerda que, en esos días tristes, acostada en un colchón en el piso de su apartamento lleno de pulgas (el único que podía costear), comenzó a preguntarse qué sentido tenían esos insectos en su ya afligida existencia. Contaba que, para ella, todo en este mundo tiene que tener una utilidad, y pensó que aún en una situación tan desesperante como la que estaba viviendo, las pulgas tenían que tener una razón de ser.
Entonces, empezó a imaginarse como sería comunicarse directamente con Dios para preguntarle eso, y se puso a escribir a modo de desahogo, el desarrollo de esa conversación telefónica. Luego de muchas horas y sin pretenderlo así, se dio cuenta de que lo escrito resultó en un sketch súper cómico, y entonces pensó: “Yo voy a ser comediante y un día voy a presentar este monólogo en el programa de Johnny Carson.» Seis años después esa afirmación se hizo realidad.
Esta anécdota me llevó a pensar en dos cosas muy potentes y que, en la práctica, tienen mucha relación: el concepto de creer y la herramienta de la visualización creativa.
El concepto de creer
Dentro de esos conceptos, quizá el más difícil de vivir, es el de creer que podemos conseguir lo que queremos. Es decir, el concepto de tener fe o de tener certeza.
Si nos referimos a la Biblia, el apóstol Pablo enseñó que “la fe [es] la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). Pero tener Fe en Dios quizá no es tan difícil, porque para quienes somos creyentes, Dios es omnipotente, omnipresente y omnisciente, por lo que en ese sentido, no nos toca más que creer y él hará lo demás.
El problema se vuelve más difícil cuando nos toca creer en nosotros mismos. Tener la certeza de que de verdad podemos conseguir lo que queramos. Y es que, historia tras historia, esa parece ser la llave para lograrlo.
El mismo Jesús nos pone la fe como una condición para lograr grandes cosas: “Porque en verdad os digo que, si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí a allá, y se pasará; y nada os será imposible.”
Y en forma repetida, escuchamos historias increíbles de gente, grandes empresarios, artistas, o incluso personas con problemas físicos, que ha logrado metas maravillosas sin que, en principio, tuvieran los recursos para lograrlo, sencillamente porque tuvieron la certeza de que las iban a alcanzar.
No digo que esto sucediera como por arte de magia. En casi todos los casos requirió de mucho trabajo y esfuerzo, pero lo que existió primero fue la certeza o la fe de que era posible.
La visualización creativa
El segundo concepto es el de la visualización. Esta es una técnica que consiste en imaginar situaciones que uno desea tener o vivir y proyectarlas al futuro, pero viviéndolas en el presente, como si ya fueran ciertas. Se trata de pensar en imágenes de manera clara y nítida, viéndose a uno mismo experimentando esas situaciones y sensaciones deseadas.
¿Por qué es importante la visualización y qué tiene que ver con la fe?
Es importante, porque existen muchas circunstancias externas, programaciones mentales, y creencias limitantes que a veces nos impiden tener esa certeza, así sin más. Entonces, si generamos imágenes mentales estimulantes y potentes en forma consciente, podemos producir nuevas conexiones cerebrales que nos impulsen hacia la dirección deseada. Es decir, la visualización nos permite utilizar nuestro cerebro en forma consciente para crear una realidad que nuestro inconsciente aceptará como tal, aún si no la tenemos todavía. Esta es una excelente herramienta de coaching de vida, que podemos utilizar cuando queramos.
Lo importante entonces, es crear esa visualización y vivirla como una realidad hoy. El cómo vamos a alcanzar esa visión vendrá por añadidura.
Y vos, ¿estás dispuesto(a) a creer?