EL MIEDO, UN ARMA DE DOBLE FILO
Lidiando con el miedo a través del coaching
Creo que en el planeta no existe una persona que no haya sentido miedo en su vida. Quizá existen otros sentimientos que algunas personas no hayan experimentado, pero del miedo me atrevo a decir que nadie se salva. Y es que el miedo es parte de nuestro instinto natural de supervivencia. Existe, literalmente, para salvarnos la vida en caso de peligro.
No obstante, y a pesar de su enorme utilidad, hoy por hoy, el miedo es un arma de doble filo que, si bien cumple su función en casos de verdadera necesidad, también aparece en nuestra mente y en nuestro estómago (en mi caso) ante una gran variedad de situaciones que se nos presentan, sean éstas verdaderamente peligrosas o no.
Y es que nuestro “cerebro primitivo” sigue disparando esa sensación de temor cada vez que cree que estamos en peligro. Sin embargo, en la vida moderna, estamos muy distantes de los peligros inminentes que enfrentaban nuestros antepasados cavernícolas o incluso los habitantes de hace unos cientos de años atrás.
Temor a salirnos de la zona de confort
Hoy por hoy, en términos generales (con excepción de los países en guerra o de personas en situaciones extremas), la mayoría de la población vivimos una vida bastante “segura”. No tenemos que estar alertas por si nos persigue un dinosaurio o un león, no tenemos que buscar una cueva para resguardarnos del frío en el invierno o salir a cazar para poder comer… Más bien vivimos en un mundo colmado de comodidades, y con el avance tecnológico, esas comodidades se han universalizado a casi todas las personas en un amplísimo rango socio-económico, etáreo y cultural. Eso nos ha hecho adictos al placer y extremadamente reacios a todo lo que nos aleje de “sentirnos bien”.
Siendo así, esa alerta que debería dispararse en casos de peligro, se dispara hoy a la más mínima dificultad o incomodidad que enfrentamos. Cada vez que nos salimos un poco de nuestra zona de confort nuestro cerebro lo registra como un “enorme riesgo”, y como no soportamos ese sentimiento de temor, rápidamente buscamos maneras de taparlo o evadirlo, en vez de reconocerlo y enfrentarlo.
Sentimos miedo cuando vamos a hablar en público, cuando vamos a solicitar un trabajo, cuando queremos emprender algo nuevo o hacer un cambio en nuestra vida. Tenemos miedo de fracasar, pero también de tener éxito. Sentimos miedo de la soledad, pero también del compromiso… Queremos viajar, pero nos da miedo el avión, etc.
En otras palabras, el miedo pasa de ser una alerta que nos salva la vida, a una voz interna tenebrosa que, como mínimo, nos arruina nuestro día, y en el peor de los casos, nos paraliza la vida.
Re-educando nuestro cerebro
Pero el instinto es el instinto, entonces ¿qué podemos hacer al respecto?
El primer paso para dominar el miedo es tomar consciencia de que es solo un mecanismo de alerta. Un sentimiento que se dispara por pensamientos que nos están diciendo que “estamos en peligro”, cuando en realidad no es así. Debemos reconocer cuáles pensamientos estamos alimentando y enfrentarlos con la realidad objetiva, sustituyéndolos por otros que nos sirvan más. Siempre es útil preguntarse: “Ante esta situación ¿qué es lo peor que puede pasar?” Y veremos que normalmente lo “peor” es solo un sentimiento.
Y eso nos lleva al segundo paso, que es reconocer que el sentimiento es solo eso, un sentimiento. ¿Que nos causa incomodidad?, pues sí. Pero ¿quién te dijo que nuestra condición humana es la de estar 100% cómodos y 100% felices todo el tiempo?
Los sentimientos son parte de la experiencia humana
Si entendemos que todo tiene dos caras, comprenderemos que la vida no es la excepción. A veces estamos tranquilos, a veces intranquilos o temerosos. Eso es ser humano. No es nada raro, no es una enfermedad o una condición particular (obviamente existen miedos patológicos, pero no son de ellos de los que estoy hablando aquí).
El miedo es solo una reacción biológica de nuestro cuerpo para protegernos, pero es importante aprender a distinguir entre lo que es un peligro verdadero y lo que solo está en nuestra imaginación.
Una vez reconocido el miedo, éste se puede convertir en un problema si nos quedarnos alimentándolo con nuestros pensamientos negativos y con nuestro deseo de “controlarlo” todo, dejando que nos domine y nos eche a perder la alegría de vivir y las ganas de arriesgarnos a ser mejores, a lograr más cosas y a crecer.
Como lo dijo F.Roosevelt, “La única cosa a la que debemos temer es al miedo mismo”
Trabajar con el miedo no es tarea fácil. Requiere de un esfuerzo diario por ser más conscientes y por re-educar nuestro cerebro. Pero es posible, y entre más lo practiquemos mejores resultados vamos a tener.
El coaching es una excelente herramienta para lograr un mayor nivel de consciencia en nuestra vida, trabajar sentimientos como el miedo y superar nuestras creencias limitantes. Te invito a explorarlo. Contactame hoy.